Corvus


En la mitología griega, la serpiente del agua, Hydra, impidió al Cuervo sacar agua de un manantial que estaba destinado a Apolo.
Dice la leyenda que hubo un tiempo en el que Corvus tenía un hermoso plumaje de color blanco plateado y un canto precioso. Parece que Apolo envió Corvus a buscar una Copa (cráter) de agua. Corvus se encomendó a ello pero en su camino dió con una higuera, cargada de higos aunque no maduros aún. Corvus no quiso dejar pasar esta oportunidad y esperó a que maduraran para que no se los comieran otros. Cuando maduraron Corvus se comió todos los higos y se acordó de su tarea de ir a buscar agua para Apolo. Corvus llenó rápidamente la Copa (cráter) y corrió de nuevo a Apolo, y culpó a la serpiente de agua (Hydra) de haber obstaculizado sus esfuerzos para recoger el agua. Apolo, que no se había caído del nido por falta de broza, castigó a Corvus cambiando el bello plumaje a un negro sucio. Así mismo, por mentir a Apolo, el bonito canto se transformó en un graznido estridente. Además Apolo colocó a Corvus y la Copa (cráter) en el cielo en la parte posterior de la serpiente de agua (Hydra). Y pidió a Hydra que se asegurara de que Corvus nunca alcanzase la Copa (cráter) para apagar su sed.
Las influencias astrológicas de la constelación de Corvus
Leyenda: Apolo le dio un festín a Júpiter y, requiriendo agua, envió al cuervo con una taza (cráter) a buscar un poco. En su camino, el cuervo notó una higuera y, descansando allí hasta que los higos maduraron, se deleitó con ellos hasta que, recordando su recado y temiendo la ira de Apolo, tomó una serpiente (Hydra) y a su regreso dio como una excusa de que le había impedido llenar la taza. Apolo ordenó en castigo que el cuervo nunca debería beber mientras los higos no estuvieran maduros, y colocó el cuervo (Corvus), la copa (cráter) y la serpiente (Hydra) en los cielos como un monumento. [Robson, p. 40.]
Influencias: Según Ptolomeo, Corvus es como Marte y Saturno. Se dice que da astucia, codicia, ingenio, paciencia, venganza, pasión, egoísmo, mentira, agresividad e instintos materiales, y en ocasiones hace que sus nativos se conviertan en agitadores. [Robson, p. 41.]
Cuando Tifón llegó corriendo hacia el Olimpo, los dioses huyeron aterrorizados a Egipto, donde se disfrazaron de animales; Apolo (Phoebus) se convirtió en cuervo: Corvino, ganador de un botín y un nombre, ayudado en el combate por un pájaro que se esconde bajo el exterior de un pájaro de la divinidad de Febo [Astronomica, Manilius, siglo I d.C., p.67.]
Referencias:
[Estrellas fijas y constelaciones en astrología, Vivian E. Robson, 1923].
El cuervo
El cuervo es una criatura altamente simbólica en muchas culturas. En la mitología de los tlingit, un pueblo originario del noroeste de América, el cuervo es un ave solar que anuncia la civilización. Savitar está asociado de manera similar con el Sol.
En la vieja Europa el cuervo era símbolo de guerra y muerte, debido a su inclinación a hurgar en los campos de batalla. En la mitología clásica, el Cuervo aparece como una voz de profecía, a menudo vinculada a Apolo o Atenea.
Apolo, el antiguo dios griego de la luz, la razón, la música, la poesía, la medicina y la profecía, empleó cuervos para entregar sus mensajes, así como para traerle noticias del mundo. Un cuento relata cómo Apolo convirtió a todos los cuervos en negros (antes eran blancos) después de que un desafortunado pájaro informara al dios de la infidelidad de su amante. A Apolo también se le atribuye el honor de anunciar todas las muertes importantes al cuervo. Aunque la posición del cuervo como chico de los recados puede indicar un servilismo incondicional, esta criatura es de hecho retratada en el mito clásico como un tramposo astuto y oportunista. Una vez que el mensajero de Athena, el cuervo fue reemplazado por el búho debido a la aversión de Athena por los chismes incesantes del pájaro negro.
En el mito más relacionado con esta constelación, Apolo le dio al cuervo una copa para que trajera agua. Corvus se entretuvo comiendo higos, hasta que mucho más tarde recordó su misión. Agarrando la copa llena de agua, así como una serpiente, regresó a Apolo y le dijo que la serpiente lo había retrasado. El sabio Apolo no se dejó engañar y arrojó el Cuervo, la Copa y la Serpiente a los cielos, donde se convirtieron en las constelaciones Corvus, Crater e Hydra.
Robson afirma que "Según Ptolomeo, Corvus es como Marte y Saturno. Se dice que da astucia, codicia, ingenio, paciencia, venganza, pasión, egoísmo, mentira, agresividad e instintos materiales, y a veces hace que los nativos se conviertan en agitadores. . "
Mitología
Muchos dioses, titanes y gigantes se habrían casado de buena gana con Atenea, pero ella rechazó siempre todas las insinuaciones. En una ocasión, durante la guerra de Troya, no quiso pedir armas prestadas a Zeus, que se había declarado neutral, y solicitó a Hefesto que le hiciera un juego de armas propio. Hefesto rechazó el pago y dijo tímidamente que aceptaría el encargo por amor, sin que ella se diera cuenta de lo que implicaban sus palabras, y cuando entró en su fragua para ver cómo martilleaba el metal al rojo vivo, él se giró de repente e intentó violarla. Hefesto, que no solía comportarse de modo tan grosero, fue víctima de una maliciosa broma: Poseidón acababa de informarle de que Atenea iba de camino a su fragua, con el consentimiento de Zeus, esperando que el herrero le hiciera el amor violentamente. Cuando se apartó con brusquedad de él, Hefesto eyaculó en su muslo, por encima de la rodilla. Ella se secó con un puñado de lana que arrojó con asco, y esta lana fue a caer en tierra cerca de Atenas, fertilizando casualmente a la Madre Tierra que estaba de paso por allí. Repugnada por la idea de dar a luz un hijo que Hefesto había intentado dar a Atenea, la Madre Tierra declaró que no aceptaría ninguna responsabilidad de su crianza.
«Muy bien -contestó Atenea- yo misma me ocuparé de él.» Así que se hizo cargo del niño en cuanto nació, dándole el nombre de Eríctonio, y para impedir que Poseidón se burlara del éxito de su broma, lo escondió en una cesta sagrada que entregó a Aglauro, la hija mayor del rey ateniense Cécrope, con la orden de que lo ocultara cuidadosamente.
Cécrope, hijo de la Madre Tierra, quien como Eríctonio (su padre, a decir de algunos) era en parte hombre y en parte serpiente, fue el primer rey en reconocer la paternidad. Se casó con una hija de Acteo, el primer rey del Ática. También instituyó la monogamia, dividió el Ática en doce comunidades, construyó templos a Atenea y abolió ciertos sacrificios sangrientos en favor de las sobrias ofrendas de tortas de cebada. Su esposa se llamaba Agraulo, y sus tres hijas, Aglauro, Herse y Pándroso, vivían en una casa de tres habitaciones en la Acrópolis. Una noche, cuando las chicas habían vuelto de un festival llevando sobre sus cabezas los cestos sagrados de Atenea, Hermes sobornó a Aglauro para que le diera acceso a Herse, la más joven de las tres, de la que se había enamorado apasionadamente. Aglauro aceptó el oro de Hermes, pero no hizo nada para ganárselo, porque Atenea había hecho que se sintiera celosa de la buena suerte de Herse. Así que Herrnes entró precipitadamente en la casa, transformó a Aglauro en piedra y satisfizo su deseo con Herse. Después que ésta le hubo dado dos hijos, Céfalo, el amado de Eos, y Cérice, el primer heraldo de los Misterios Eleusinos, ella, Pándroso y su madre Agraulo no pudieron resistir la curiosidad de echar un vistazo al cesto que había llevado Agraulo. Al ver un infante con cola de serpiente en vez de piernas, gritaron de horror y saltaron desde lo alto de la Acrópolis encabezadas por Agraulo.
Al enterarse de esta desgracia, Atenea se sintió tan apenada que dejó caer la enorme roca que estaba llevando a la Acrópolis como fortificación adicional, la cual se convirtió en el monte Lícabeto. En cuanto al cuervo que le llevó la mala noticia, le cambió su color de blanco a negro y prohibió que los cuervos volvieran a visitar la Acrópolis.
[Robert Graves. Los mitos griegos. 1 - 25]
Cronos
Los griegos posteriores leían «Crono» como Chronos, «Padre Tiempo», con su implacable hoz. Pero se le representa en compañía de un cuervo, como a Apolo, Asclepio, Saturno y al primitivo dios británico Bran; y probablemente cronos significa «cuervo», como el latín cornix y el griego corone. El cuervo era un ave oracular que supuestamente albergaba el alma de un rey sagrado después de haber sido sacrificado.
[Robert Graves. Los mitos griegos. 1 - 06]


