Leo

El león de Nemea era una enorme fiera que atemorizaba a todo el mundo allá por dónde pisaba. Y no es para menos, teniendo en cuenta que había quiénes lo consideraban hijo de Tifón, una divinidad primitiva responsable de la aparición de los huracanes. Por el contrario, otros creían que era el fruto de la relación entre Zeus y Selene, que había caído de la Luna en forma de león.

Viniera de donde viniese, lo cierto es que era un animal prácticamente invencible, por lo que era un magnífico reto para forma parte de los doce trabajos de Hércules.

Ante uno de los muchos de los desplantes de Hera; que no soportaba que su esposo, Zeus, hubiese engendrado a un héroe como él con una mortal, el joven cayó preso de un ataque de ira y mató a su mujer, a sus hijos y a dos sobrinos.

Cuando fue consciente de lo que había hecho, Hércules fue invadido por una profunda desesperación, que lo llevó a huir hasta tierras salvajes, en las que pretendía aislarse del mundo. Sin embargo, fue hallado por su hermano, que lo animó a pedir consejo a la sibila Délfica, que le propuso realizar doce pruebas con las que podría aliviar su culpa.

El joven aceptó e inmediatamente comenzó con la primera de ellas, que consistía precisamente en acabar con el león de Nemea; una tarea complicada, pero que no se le resistió en ningún momento.

Para empezar, taponó una de las salidas de la cueva en la que vivía el animal y, cuando se encontró con él, lo apretó, ahogándolo con todas sus fuerzas.

Sí que fue más complicado cortarle la piel, aunque bajo el consejo de la diosa Atenea, probó a hacerlo con sus propias garras, observando cómo el pellejo se rasgaba fácilmente. Así, con las pieles que obtuvo pudo hacerse una nueva armadura y pasó a usar su cabeza como yelmo.

Sin embargo, ni el león ni su batalla con Hércules debían caer en el olvido; por lo que, tras su muerte, Zeus decidió enviarlo al firmamento, dónde hoy podemos verlo, surcando el cielo majestuosamente, como hizo en vida antes de encontrarse con el joven héroe.

En la astrología mundana, la Constelación de Leo está asociada con eventos reales, especialmente la ascensión o muerte de reyes y reinas, la elección o muerte de jefes de estado, asesinatos, levantamientos y masacres, la moneda y la bolsa de valores, el Vaticano y la Unión Europea.

Las influencias astrológicas de la constelación de Leo.

Ptolomeo hace las siguientes observaciones: “De las estrellas en Leo, dos en la cabeza son como Saturno y en parte como Marte. Los tres del cuello son como Saturno y, en cierto grado, como Mercurio. . . . Los de los lomos. . . Saturno y Venus: los de los muslos se parecen a Venus y, en cierto grado, a Mercurio ". Se dice que las estrellas en el cuello, la espalda y el ala traen problemas, deshonra y enfermedades que afectan la parte del cuerpo gobernada por el signo, especialmente si están en conjunción con la Luna. Por los kabalistas, Leo está asociado con la letra hebrea Kaph y el XI Tarot Trump "Fuerza". [Robson, p. 48].

Las influencias astrológicas de la constelación de Leo dadas por Manilius:

“¿Quién puede dudar de la naturaleza del monstruoso León y de las actividades que prescribe para los nacidos bajo su signo? El león siempre inventa nuevas luchas y nuevas guerras contra los animales, y vive del despojo y el pillaje de los rebaños. Los hijos del León están llenos del impulso de adornar sus orgullosos portales con pieles y colgar en sus muros la presa capturada, llevar la paz del terror a los bosques y vivir del saqueo. Hay aquellos cuya inclinación similar no es frenada por las puertas de la ciudad, sino que deambulan por el corazón de la capital con manadas de bestias; exhiben miembros mutilados en el escaparate, matanza para satisfacer las demandas del lujo, y cuentan como ganancia para matar. Su temperamento es igualmente propenso a la ira intermitente y al retiro inmediato, y los sentimientos de sus corazones honestos son inocentes ”[Manilius, Astronomica, siglo I d.C., p.237].

Leo

“Individuación” que se diferencia de individualismo, ya que requiere ser consciente del proceso de identidad.

“… una planta para llegar al máximo despliegue de su peculiaridad tiene primero que poder crecer en el suelo en que ha sido plantada”. Carl Gustav Jung, Tipos psicológicos.

Es así como llegamos al quinto signo zodiacal, al signo de Leo o el signo del León.

Leo, es el signo gobernado por el Sol y vinculado con el destino de seguir un camino de maduración individual.

El león, su animal asociado, tiene muchas connotaciones mitológicas y la batalla entre el hombre y el león es uno de los motivos arquetípicos más antiguos.

Hércules

Los griegos identificaban al león con una de las criaturas con las que luchó Hércules en los Trabajos o tareas impuestas por el rey Euristeo. El León de Nemea había sido enviado por la diosa Hera para derrotar al héroe a quien consideraba su adversario.

Según cuenta la leyenda, Hércules debía matar a la bestia sin usar las armas. Aconsejado por un anciano, le lanza flechas que dan en el blanco, pero la diosa había hecho invulnerable a la bestia, por la tanto las flechas rebotan en el cuerpo del león cuyo pellejo era duro como el hierro, el bronce y la piedra. A continuación utilizó su espada pero esta se torció. Entonces lo golpea con su garrote pero viola de esta manera las reglas del combate.

El animal se refugia en su cueva que era una gruta con dos entradas. Hércules bloquea con piedras una de las entradas y se lanza a oscuras sobre la bestia. Luego de una terrible lucha consigue sujetar al león por la garganta y darle muerte. Le arranca la piel con una de sus garras y la usa como vestido, como armadura.

En un sentido amplio esta lucha refleja el conflicto existente entre el desarrollo del ego y las raíces más instintivas que deben ser dominadas.

El León de Nemea es una imagen del problema que supone contener a la fiera poderosa y salvaje que hay en nosotros, pero conservando esas cualidades animales que también son creativas y vitales.

El león es una fiera especial y un estadio de la psique humana. En la mitología ha sido siempre asociado a la realeza y este rey de las fieras es una imagen de los comienzos infantiles, salvajes y totalmente egocéntricos de una individualidad única. Por eso el León de Nemea no es totalmente malo sino que posee una piel mágica que puede ofrecer la cualidad de invencible. Cualidad de invencible que está relacionada con el sentido de permanencia interno que procede, que surge de un sólido sentido del “mí”.

Cuando llevamos la piel del león, al que hemos dominado, estamos armados en nuestro propio e indestructible sentido de identidad.

Pero por muy prometedor que sea su potencial, el león es salvaje, implacable, feroz, cruel. En el ser humano estos rasgos serían la tendencia “primero yo” que puede arrasar con lo que tiene delante con tal de asegurar su propia satisfacción.

El ataque furioso, explosivo que nos da cuando no conseguimos lo que queremos deberá transformarse y domesticarse en la cólera saludable que puede ser apropiada en una situación.

La autovaloración ampulosa e hinchada que puede volvernos inflexibles y crueles hacia aquellos a los que estamos subordinados y nos roban la fama, deberá transformarse en el respeto hacia uno mismo.

El león es en muchos aspectos como el niño enfadado que hay en nosotros y que pretende que el mundo gire a su alrededor.

Leo deberá realizar el trabajo transformador o alquímico de trascender este estadio de afectos incontrolables ya que el león no puede permanecer en su forma bestial sino que debe cambiar, es decir, tendremos que apoderarnos de la piel mágica que en términos psicológicos quiere decir integrar el poder vital de la fiera y hacer que sirva a un ego consciente y responsable.

Y este cambio es muchas veces mediante una búsqueda creativa lo que nos lleva al mito medieval de Parsifal que refleja la pauta vital del signo de Leo.

Parsifal

En la historia de “Parsifal y su búsqueda del Grial” un rey custodia un recipiente que preserva, mantiene y dispensa la vida, en un castillo oculto o difícil de encontrar. El rey, en esta versión del mito, está enfermo o lisiado y los alrededores del reino están secos y devastados. El rey solo puede sanar si un noble caballero encuentra el castillo y ante su visión formula la pregunta correcta. Si el noble no lo consigue, el castillo se desvanecerá y el caballero deberá continuar la búsqueda. Al final de la historia, tras muchas aventuras, extravíos y encuentros amorosos (ya que Leo debe buscar su tesoro en el amor antes de descubrirlo en sí mismo), el héroe consigue formular su pregunta y el rey sana, el país reverdece y el héroe hereda el reino y se convierte en guardián del Grial.

Nemea

Nemea era la sede de un santuario de Zeus y el lugar donde se celebraban los Juegos Nemeos. Estaba situada en el valle del río del mismo nombre, en la Argólide (Grecia).

Está documentado que Nemea acogía los Juegos Nemeos por lo menos desde 573 a. C., que se celebraban cada dos años, en el mes de julio​ y los vencedores recibían una corona de apio.

Los habitantes de Argos hacían sacrificios a Zeus en Nemea, por lo que les correspondía el derecho a elegir uno de los sacerdotes del templo.

Fue escenario de una batalla en el año 394 a. C. de la guerra de Corinto entre los corintios, atenienses, argivos, eubeos, beocios y otros aliados frente a los lacedemonios y sus aliados en la que vencieron estos últimos.

Los juegos siguieron realizándose en Nemea hasta que en torno al 270 a. C. se trasladaron a Argos. Arato de Sición trató de que volvieran a realizarse en Nemea en el 235 a. C. Posteriormente se realizaron de manera alternativa en Argos y Nemea hasta que la sede se trasladó a Argos de manera permanente.

En 1776 se realizó una primera pequeña excavación en Nemea. Más de un siglo después, la Escuela Arqueológica Francesa realizó excavaciones durante el periodo comprendido entre 1884 y 1912. Entre 1924 y 1926 tuvieron lugar otras excavaciones dirigidas por la Escuela Americana de Estudios Clásicos. Desde 1973 hasta 1986 hubo una nueva campaña realizada por la Universidad de Berkeley (Estados Unidos).

En el sitio arqueológico se hallan las ruinas del templo de Zeus, del siglo IV a. C., levantado sobre las ruinas de uno anterior del que sólo se conserva uno de los muros. Se trata de un templo dórico períptero hexástilo, pero también tiene columnas de orden jónico y corintio.

El estadio se encuentra a unos 400 m del templo. Tenía una capacidad para unos 40 000 espectadores.

Hay también restos de un altar alargado donde los atletas realizaban juramentos y sacrificios antes de competir. En el sitio arqueológico se hallan también varios tesoros, un albergue para los extranjeros (xenon), otro para los atletas, casas para los jueces y unos baños públicos.

El material descubierto en las excavaciones se exhibe en el Museo Arqueológico de Nemea, construido por la Universidad de Berkeley.

Las Musas Originales

Meletea o Mélete ("El ensayo" o "La meditación"), es la primera de las tres musas.

Meletea es la musa del pensamiento, la de las ideas y la imaginación, encargada de ir formando en su mente los primeros esbozos de la idea creativa, la cual, más tarde, desembocará en la obra artística como tal, con la ayuda de sus dos hermanas restantes.

Los poetas consideran que las cosas o las obras artísticas nacen con Meletea, pues toda obra artística —sea cual sea su naturaleza— en un principio es sólo una idea incorpórea en la mente del artista. Meletea piensa en abstracto, y deja el trabajo de la creación propia de la obra a Mnemea, y el de la ejecución a Aedea.

A Meletea se la representa generalmente como una joven en actitud de pensar, mirando a la nada o al infinito y con un dedo puesto sobre su boca.

Mnemea o Mneme ("La memoria") es la segunda musa.

Mnemea es la musa de la plasmación o de la creación en sí, pues se encarga de darle forma concreta a las ideas abstractas. Ella es la que primero recuerda y luego deja sentado por escrito lo que su hermana Meletea ha pensando con anterioridad.

Se considera que la obra artística sólo tiene existencia en el momento en que se está creando, pues es durante este proceso cuando dicha obra crece y se modifica. Con Mnemea se materializan las ideas que han salido de la imaginación gracias a Meletea, y este trabajo es la base para que Aedea lo ejecute en escena.

Se la representa, en el mundo del arte, como una muchacha en actitud escribiente, apoyando un estilete en su barbilla, tratando de recordar lo pensado, para luego escribirlo en un rollo de papiro.

Aedea o Aede ("cantar"), es la tercera de las musas originales.

Aedea es la musa de la ejecución de la obra artística; es la de la puesta en escena como tal, ya que es ella la que se encarga de leer, recitar, tocar (instrumentos) o cantar lo que anteriormente su hermana Mneme ha escrito. Representa el momento en el que una obra de arte es utilizada.

Por otro lado, se piensa que la obra artística sólo tiene vida propia mientras el artista la estaba creando (pintar un cuadro, escribir una canción, etc.), pero este trabajo no le correspondía a Aedea, sino a su hermana Mnemea. Una vez que la obra estaba creada, ‘muere’ en cierto sentido, pues pasa a ser estática y no sufre más cambios. Como culminación de la obra, sólo queda su reproducción o ejecución de dicha obra, trabajo que correspondía a Aedea.

Se la representa iconográficamente como una joven en actitud de cantar o recitar poemas, al mismo tiempo que va pulsado una lira, porque se considera que el sonido de los instrumentos musicales es como un símil de una voz.

Leo

Generalmente se piensa que la constelación de Leo representa al León de Nemea, el vicioso hijo de Tifón y Equidna, que fue asesinado por Hércules.

Los leones han sido venerados durante mucho tiempo por los humanos e identificados con las cualidades de gracia, nobleza, fuerza y ​​coraje. De hecho, la figurilla más antigua conocida que combina atributos humanos y animales es una talla de piedra de un hombre con cabeza de león. Este "Hombre León" fue descubierto en la cueva Hohlenstein-Stadel de Alemania y se atribuye a la civilización Auriñaciense del Paleolítico Superior. Actualmente está fechado en 32.000 años.

Los leones se ven representados en el arte de prácticamente todas las civilizaciones antiguas, incluidas Babilonia, Asiria y Micenas. Los antiguos egipcios adoraban a la deidad Sehkmet, que se representa como una mujer con cabeza de león. Sehkmet era la feroz y temible diosa de la guerra. Fue invocada por valor en la batalla. Del mismo modo, en la India los leones eran el emblema de los kshatriya o clase guerrera. La diosa india Durga, una guerrera feroz y protectora divina, se ve a menudo montando un león. El dios nubio Dedun, que llegó a asociarse con la riqueza y la prosperidad, también tomó la forma de un león.

Robson cita a Ptolomeo sobre la naturaleza de Leo; "De las estrellas en Leo, las dos en la cabeza son como Saturno y en parte como Marte. Las tres en el cuello son como Saturno y en algún grado como Mercurio... Las de los lomos... Saturno y Venus: los muslos se asemejan a Venus y en algún grado a Mercurio". Robson también afirma que "por los cabalistas, Leo está asociado con la letra hebrea Kaph y el 11º Triunfo del Tarot, Fuerza".

[Tara Cochrane]